El sábado día 21 de octubre, ha tenido lugar en la Santa Iglesia Concatedral de San Nicolás la Coronación Canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Piedad en el Sagrado Descendimiento de Cristo que forma parte de dicho conjunto escultórico el cual procesiona cada Miércoles Santo con la Hermandad de Santa Cruz.
El acto estuvo presidido por el Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla Aguirre y contó con la presencia destacada, entre otros, del alcalde de Alicante, Luis Barcala Sierra, Padrino de la Coronación, y de Moncho Riquelme Sánchez, Hermano Mayor. Del acompañamiento musical se encargó el coro “Veus de l´Alba”. Tras finalizar el acto tuvo lugar una solemne procesión que finalizó con la vuelta de la imagen de Nuestra Señora de la Piedad a su sede en la Ermita de Santa Cruz, siendo acompañada por la Banda Sinfónica Municipal hasta la Plaza del Carmen.
Para aquellos que no sepan en qué consiste una Coronación Canónica diremos que es uno de los ritos litúrgicos católicos, instituido en el siglo XVII e integrado en el siglo XIX a la liturgia romana, usado para resaltar la devoción por una advocación mariana y consiste en la imposición de una corona o coronas al icono o imagen escogida.
Lo que sí podemos decir es que se trata de un proceso bastante complejo pues necesita de una serie de requisitos imprescindibles. En primer lugar, la talla en cuestión ha de tener una antigüedad mínima de 50 años, además de un indudable valor artístico, de escultor reconocido o, en el caso de ser obra anónima, de una calidad evidente.
Por otro lado, la imagen coronada ha de tener una reconocida devoción en el lugar donde se encuentre expuesta al culto. Además, se debe aportar un capítulo dedicado a su historia, otro a la de la Hermandad que la acoge en su seno, así como cierta información dedicada a los cultos y a la tradición de la misma.
Igualmente, es necesario adoptar una serie importante de adhesiones de asociaciones o entidades tanto festeras como de otra índole establecidas en la ciudad o fuera de ella. A esto se debe sumar un número de firmas lo suficientemente representativo como para apoyar el proyecto en cuestión.
Finalmente, se debe establecer un programa extraordinario de actos tanto para antes de la Coronación como para después de la misma.
Con todos estos requisitos cumplió la Hermandad de Santa Cruz a la hora de solicitar la Coronación de Nuestra Señora de la Piedad aportando para ello un amplio dosier de cerca de 100 páginas que fue fundamental para la concesión de tan destacado privilegio.
La idea nació en el año 2018 con el objetivo de realizar la Coronación el de su 75 Aniversario, 2020, pero tras el estallido de la pandemia precisamente ese mismo año, la Hermandad de Santa Cruz hubo de establecer otras prioridades de carácter social dirigidas especialmente al Barrio y a las personas que lo integran, pero sin olvidar otros fines y personas, colaborando con Cáritas, UNICEF o las Misiones en África, para retomar el ansiado proyecto algún tiempo después.
Y es que estamos ante una de las más significativas Hermandades de Alicante cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, en una primera época que abarca hasta la instauración de la II República allá por 1931 momento en que el paso o grupo escultórico de la misma, el Cristo de la Paz o el Cristo de la Crucifixión fue destruido, concretamente el día 5 de mayo. Es en estos momentos cuando nace en el Barrio la devoción hacia la Virgen.
La refundación se remonta al año 1945, gracias al empeño de José María Paternina Iturriagagoitia, Gobernador Civil y de Francisco Giner, Párroco de San Nicolás, pero es en 1946 cuando la amistad existente entre el ilustre alicantino Tomás Valcárcel Deza y el insigne imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci hacen posible que llegue a la ciudad el conjunto escultórico del Descendimiento formado por Cristo siendo descendido de la Cruz y los Santos Varones, José de Arimatea y Nicodemo. Fue el ya citado José María Paternina quien donó dicho misterio a la Hermandad. Fue en 1947 cuando el grupo escultórico fue completado con las figuras de San Juan Evangelista y de Nuestra Señora de la Piedad, también de Castillo.
La imagen de la Virgen es de madera tallada y policromada y articulada para vestir; su altura, 1,61 metros; su longitud, 61 centímetros; la anchura 53 centímetros y el precio, 6.000 pesetas de la época. A finales de los años 40 Tomás Valcárcel le regaló una saya y un manto de terciopelo, bordados en hilo de oro, con cuya saya sigue procesionando. El manto actual fue realizado por las Monjas Clarisas de Alcaudete (Jaén), también bordado con hilo de oro.
Nuestra Señora de la Piedad ha sufrido dos restauraciones, en 2003 a cargo de Gemma Mira Gutiérrez y en 2022, por José María Germán.
Años más tarde, ya entrado el presente siglo, el misterio fue completado con la imagen de María Magdalena que finalmente sería realizada por el biznieto de Castillo Lastrucci.
La imagen de Nuestra Señora de la Piedad se encuentra expuesta al culto en la Ermita de Santa Cruz que data del último tercio del siglo XVIII y que fue erigida sobre la Torre de la Ampolla, uno de los pocos restos que quedan de la antigua muralla medieval, en un cerro situado a los pies del Castillo de Santa Bárbara. Su última restauración data del año 2019 y su actual Párroco es Radu Bokor quien desempeña dicha responsabilidad desde el año 2016 a quien acompaña, también desde 2016, Jesús Carrasco como Consiliario de la Hermandad.
La imagen de Nuestra Señora de la Piedad que se venera en el barrio de Santa Cruz recoge el momento en el que su hijo está siendo descendido de la Cruz por los Santos Varones, José de Arimatea y Nicodemo, en compañía de San Juan y de María Magdalena, momentos antes de ser entregado a su madre.
Los cultos a Nuestra Señora de la Piedad son muchos y variados entre los que destacan el Solemne Besamanos que tiene lugar cada Miércoles de Ceniza como inicio de la Cuaresma con su correspondiente Eucaristía a las 19:00 horas del citado día y el posterior Vía Crucis por las calles del Barrio que se mantuvo hasta mediados de los 80 y se recuperó a mediados de la década pasada. Durante las Fiestas de las Cruces de Mayo se realizan dos Ofrendas de Flores a Nuestra Señora de la Piedad.
La imagen ha participado en procesiones extraordinarias como la realizada en 1990 con motivo del V Centenario de la Ciudad de Alicante; la del XXIV Encuentro Provincial de Cofradías en 1990 y la del 75 Aniversario de la llegada del Descendimiento a la Ciudad en 2021.
Como apoyo a la coronación se han conseguido más de 3.000 firmas así como 70 adhesiones de las 400 solicitadas por escrito tanto de Alicante como de otras ciudades. Entre las de nuestra ciudad podemos destacar, entre otras, las del Ayuntamiento, Junta Mayor de Hermandades y Cofradías de Semana Santa, Subdelegación del Ministerio de Defensa, Comandancia de la Guardia Civil, Federació de Les Fogueres de Sant Joan o Federación de Asociaciones Festivas de Barrios y Partidas (FAFBA); entre las llegadas de fuera están las de reconocidas Hermandades de Sevilla, Málaga, Huelva, Almería, Córdoba, Granada, Cádiz, Madrid, Badajoz, Murcia, Valladolid y Valencia.
Diremos también que la Hermandad ha organizado un completo programa extraordinario de actos para la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Piedad que comenzaron el 23 de marzo de 2023 y han finalizado el 22 de octubre pasado entre los que podríamos destacar, por ejemplo, el Solemne Triduo celebrado en la Ermita de Santa Cruz los días 13, 14 y 15 de octubre pasados en el que intervinieron 3 Obispos diferentes, el actual y ya citado José Ignacio Munilla, Jesús Murgui Soriano y Francisco Cases Andreu.
La Hermandad cuenta actualmente con la presidencia de honor de S.M. El Rey de España, Don Felipe VI y de Ramón Riquelme González, Hermano Mayor desde 1987 a 2015